Para muchos de nosotros, las redes sociales son una gran parte de nuestras vidas. Parece que están apareciendo nuevas plataformas todo el tiempo y es posible que nos sintamos presionados para participar. Pero, ¿cómo nos aseguramos de que nuestra presencia en línea sea positiva?

Sea realista. Tómese un tiempo para revisar cómo es su típica semana con el uso de estas plataformas para compartir. ¿Está publicando solo momentos con imágenes perfectas: ¿con el mejor cabello, en las mejores ubicaciones? Si es así, considere si esa es una descripción precisa de la vida. ¿Podría ser desalentador para quienes están luchando contra enfermedades, pérdidas o problemas familiares? No es necesario que publique detalles personales e íntimos, pero mostrar, de vez en cuando, un mal día, una cocina desordenada o un momento de disgusto puede animar a algunos.

Comparta su fe. ¿Leyó algo interesante sobre la fiesta de un santo? ¡Compártalo! ¿Descubrió una cita o un dato particularmente inspirador sobre el movimiento provida? ¡Compártalo! ¿Vio una película, con su familia, que apoye los valores católicos? ¡Compártala! Utilice su voz en línea para elevar nuestra fe, siempre que sea posible. Nunca se sabe a quién puede afectar.

Limite lo negativo. No hay escasez de malas noticias en línea, pero evite transmitir historias asombrosas e increíbles con titulares deslumbrantes. Estas historias a menudo están plagadas de información cuestionable. Antes de compartirlo, pregúntese si el contenido es verdadero, relevante y edificante.

Ore por la guía del Beato Carlo Acutis, el adolescente italiano. Como puede ser el futuro santo patrón de la Internet, su intercesión podría proporcionar una inspiración increíble.

Todos estamos llamados a reflejar la luz de Cristo en nuestras palabras y acciones. Asegúrese de que la instrucción se extienda a su presencia en línea y deje que la luz del Hijo brille a través de ella.