Él dice: Siento que nuestro matrimonio se está desmoronando.
No quiero rendirme, pero a veces siento que ya lo hemos hecho.
Ella dice: Sí, definitivamente nos hemos distanciado.
Pero quiero que esto funcione tanto como él.
Es tan bueno que ninguno de ustedes esté considerando seriamente el divorcio. Aún mejor, si renuevan su determinación compartida de nunca darse por vencido en su matrimonio, esto en sí mismo podría ser el principio del fin de sus problemas. He aquí el por qué.
Al intercambiar los votos matrimoniales, una pareja crea un vínculo inquebrantable de por vida, el cual les sirve, en parte, para protegerlos incluso de sí mismos; es decir, de cualquier tentación posterior de abandonar su matrimonio. Entonces, cuando la vida en su castillo de felices por siempre se siente más como una cadena perpetua, saben que tienen que hacer que funcione.
Pero el poder del compromiso permanente va más allá de su fuerza bruta restrictiva. Los estudios muestran que la decisión que toman las parejas con problemas de permanecer incondicionalmente comprometidas con su matrimonio puede tener un efecto transformador. Algo incorporado en la naturaleza humana nos hace prosperar cuando cumplimos nuestros compromisos, incluso cuando no queremos, de hecho, especialmente cuando no queremos.
A través del sacramento del matrimonio, las gracias sobrenaturales de Dios elevan y fortalecen estos poderes naturales protectores y transformadores de compromiso permanente.
Los votos indisolubles e incondicionales que hicieron fueron amarse y honrarse el uno al otro “para bien y para mal, en la enfermedad y en la salud, en las buenas y en las malas” hasta que la muerte los separe. A medida que viven ese compromiso, ya sea que los sentimientos felices de conexión estén ahí o no, Dios siempre está ahí para apoyarles.
Lo más importante es que sigan trabajando en su matrimonio y orando por él. Trabajar en él podría incluir Retrouvaille (un programa de ayuda matrimonial para parejas en lucha) o asesoramiento. Orar por su matrimonio debe incluir ir juntos a Misa y pensar en pequeñas maneras de sacrificarse o mostrar amor el uno por el otro a lo largo de los días.
Lo más importante, recuerden que Dios está aún más involucrado en su matrimonio que ustedes. Recurran a Él en busca de apoyo y fortaleza.
Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados”. (1 P 4:8)
Steve Y Bridget Patton tienen maestrías en teología y consejería, también sirven como ministros de vida familiar en la Diócesis de Sacramento.