Perder algo de tiempo y simplemente "ser"
Con la escuela, los deportes, las redes sociales y todo lo demás, puede ser difícil detenerse y simplemente ser. Una vez alguien dijo que no eres un ser humano que tiene que hacer de todo, eres un ser humano que simplemente debe ser. En medio de tu ajetreo diario, ¿tienes tiempo y espacio para detenerte y simplemente “ser”?
Con la escuela, los deportes, las redes sociales y todo lo demás, puede ser difícil detenerse y simplemente ser. Una vez alguien dijo que no eres un ser humano que tiene que hacer de todo, eres un ser humano que simplemente debe ser. En medio de tu ajetreo diario, ¿tienes tiempo y espacio para detenerte y simplemente “ser”?
Simplemente “ser”
En términos del mundo, dejar de hacer lo que estamos haciendo para simplemente “ser” puede sonar como una gran pérdida de tiempo. Es importante recordar que Dios quiere que hagamos cosas buenas todos los días, pero Cristo también nos enseñó, ante todo, a pasar tiempo con el Padre. Jesús ejemplifica este tiempo de estar con el Padre en las Escrituras cada vez que se toma un espacio para ir a orar. Para el mundo, esto puede carecer de sentido. El tiempo para “estar quietos” no genera dinero, no nos da prestigio ni fama, y no tacha ninguna de las s casillas de nuestra lista de pendientes. Sin embargo, este llamado a la quietud está escrito en nuestros corazones y es necesario para la vida cristiana.
¿Quién tiene el control?
Entonces, ¿qué significa simplemente detenerse y “ser” en medio de nuestras apretadas agendas? Dios Padre, que se revela como Yahvé, YO SOY, en el Antiguo Testamento, es el ser mismo. Él nos llama a una relación real y a detenernos, hacer una pausa y pasar tiempo intencionalmente con nuestro Padre amoroso. En el Salmo 46, escuchamos: “¡Estad quietos y sabed que yo soy Dios!” Este salmo nos recuerda que, en medio de la ansiedad, tormentas y conflictos, Dios es victorioso y tiene el control. Cuando nos tomamos el tiempo para detenernos y estar en la presencia de Dios, nos recordamos a nosotros mismos quién es Dios y quiénes somos como sus amados hijos e hijas.
Regalo de paz
Jesús nos dice en el Evangelio de Juan: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!”. (14, 27) Cristo es el Príncipe de la Paz y cada vez que nos detenemos a estar con Dios, Él quiere derramar sobre nosotros su paz y gracia. La paz que encontramos cuando nos detenemos y “somos” no es la de este mundo. La paz de Dios no es algo que logramos, sino que es un regalo gratuito, incluso frente al estrés o la ansiedad. Cuando tomamos tiempo y practicamos estar con Dios, recibimos la verdadera gracia de él como un Padre amoroso.
Cómo “ser”
Entonces, ¿cómo simplemente “ser”? Puede sonar como una pregunta tonta, pero requiere algo de reflexión e intencionalidad. El “ser” requiere que sepamos que Dios es nuestro Padre amoroso y que quiere estar con nosotros. Esta práctica implica planificar tiempo para la oración en silencio como lo hizo Jesús, leer las Escrituras (Dios hablándonos), escuchar la voz de Dios y permanecer en el momento presente, sabiendo que Dios está allí. ¡Estos momentos son simples, pero poderosos! Como cualquier relación real, la práctica de estar con Dios requiere tiempo, intencionalidad y una entrega de uno mismo a Dios en medio de nuestras apretadas agendas.
En medio de la escuela, los amigos y el ajetreo general de la vida, arriésgate a “perder algo de tiempo” para estar con tu Padre amoroso. Nuestro Padre y Creador te ha hecho para una relación real con Él, una que trae paz, comprensión y fortaleza en las tormentas de la vida. Dios te llama a simplemente “ser”, ahora mismo, y conocer tanto su amor como sus planes para ti hoy.
Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar con licencia en California, y trabajó como ministro de jóvenes en su parroquia local durante 8 años. A Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica de terapia.