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 | Por Dan Cellucci

Proclame sus valores fundamentales y luego vívalos

Propuesta de valor: ¿Con qué frecuencia entramos en una oficina o empresa y vemos “valores fundamentales” pintados en la pared? Una vez pasé por una organización en la que las palabras “valores fundamentales” eran enormes, pero los valores en sí eran casi ilegibles porque eran muy pequeños. Era como si los propietarios sólo quisieran que uno supiera que tenían valores fundamentales, pero no cuáles eran.

Tenemos valores fundamentales en el Catholic Leadership Institute, y sí, están en la pared, pero también creo que están vivos en los corazones de nuestro impresionante equipo. A menudo compartimos la cita: “No me digas en qué crees. Déjame observarte durante una semana y te diré en qué crees”. Una de las razones por las que espero que seamos un lugar motivado por los valores es que cada año nos detenemos a reflexionar, no sólo sobre los valores fundamentales de nuestra organización, sino también sobre los valores individuales por los que queremos vivir, trabajar y actuar para ayudarnos a crecer en nuestras funciones. Aunque todos tenemos tendencias instintivas o zonas de confort, proclamar valores nos desafía a tomar decisiones intencionadas para desarrollar el potencial que Dios nos da a todos. Tanto si se siente llamado a proclamar valores para su función profesional como para su vida personal, tenga en cuenta estos tres consejos:

 

Dése un empujón

Todos tenemos aptitudes que nos vienen de forma natural, debido a nuestro temperamento o experiencias vitales que han conformado nuestra perspectiva. Sin embargo, los valores más eficaces son los que van en contra de nuestras tendencias naturales y nos llaman a un lugar mejor. ¿Tiende a estar demasiado orientado a las tareas? Proclame un valor en torno a “Cuidar de los demás”. ¿No le gusta pedir ayuda? Quizá “Delegar” sea el valor que necesita. Eche un vistazo honesto a los comportamientos que tienden a frenarle en su día a día y apóyese con valentía en los valores que le ayudarán a superarlos.

No se limite a nombrarlo, proclámelo

Dos personas pueden nombrar un valor en torno a la “Apertura”, pero podrían significar dos cosas diferentes. Los valores son más eficaces cuando se definen en una o dos frases, según cómo los entienda una persona. La responsabilidad es aún más importante. Dé un paso más y hágalo operativo. Escriba 3 a 4 ejemplos de cómo sería este valor, si alguien le viera vivirlo en el día a día.

La intencionalidad es esencial

Ya sea un recordatorio en su teléfono todos los días a las 9 de la mañana, una hoja impresa en su escritorio o un colega que pueda actuar como compañero de responsabilidad, encuentre la forma de proclamar sus valores y luego manténgalos presentes para poder recurrir a ellos en los momentos en que más los necesite.

Los valores no son sólo agradables de tener en la vida y en el lugar de trabajo, sino esenciales para el liderazgo y el discipulado. Proclamar valores ofrece un examen de conciencia incorporado cada día para asegurarnos de que estamos mostrando lo mejor de nosotros mismos para nosotros y para los demás.


Dan Cellucci es el CEO del Catholic Leadership Institute.

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