San Juan Fisher fue un erudito del Renacimiento y obispo de Inglaterra comprometido con la defensa de la verdad y la primacía de la Iglesia. Fue reconocido por su carácter y brillantez al oponerse a Lutero y otros reformadores protestantes y fue martirizado por negarse a reconocer a Enrique VIII como jefe de la Iglesia Católica Inglesa.

Nombrado obispo de Rochester en 1504, Juan se centró en mejorar la calidad de la predicación en Inglaterra. Un predicador y escritor elocuente, él se convirtió en una de las voces más fuertes en oposición al luteranismo, y un aliado de Enrique VIII, a quien había enseñado en Cambridge. Con el apoyo del rey, Juan predicó contra Lutero en un famoso sermón en St. Paul’s Cross en 1526.

Sin embargo, su favor con el rey terminó cuando Enrique pidió divorciarse de Catalina de Aragón. Juan defendió a la reina y prometió que moriría antes de aprobar el divorcio. Cuando difirió la decisión al Papa, Enrique nunca lo perdonó.

Juan advirtió al Parlamento sobre el peligro que Enrique representaba para la Iglesia. En 1530, se unió a otros obispos para pedirle al Papa que detuviera la infracción hecha por Enrique a la autoridad de la Iglesia. Enrique al declararse el jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra en febrero de 1531, exigió que los obispos reconocieran su autoridad.

En 1532, Enrique se casó en secreto con Ana Bolena. Juan Fisher fue detenido, presumiblemente para evitar que criticara públicamente el decreto de divorcio y la coronación de Ana Bolena. Juan se negó a prestar el juramento de sucesión que reconocía a los hijos de Enrique y Ana como herederos del trono. Se unió a Sir Tomás Moro en la Torre de Londres. Juzgado como plebeyo y declarado culpable por un jurado, Fisher fue ejecutado en 1535.

Él es recordado por decir elocuentemente: "Dios no puede retener su gracia de un alma preparada para recibirla más de lo que el sol no pueda dejar de brillar a través de una ventana abierta".

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