La base bíblica de los sacramentos de iniciación
En diciembre de 1545, el Concilio de Trento inició su labor de clarificar la doctrina y purificar la vida interior de la Iglesia como respuesta a los desafíos presentados por la Reforma Protestante. Cuando finalmente se cerró en 1563, el Concilio de Trento declaró, entre muchas otras cosas, que había siete sacramentos (bautismo, confesión/penitencia, confirmación, Eucaristía, matrimonio, orden sagrado y unción de los enfermos), todos ellos instituido por Jesucristo. Sin embargo, una revisión del Nuevo Testamento no arrojaría tal lista de sacramentos. ¿Significa esto que los siete sacramentos no tienen base bíblica? ¿Cuál es exactamente la evidencia bíblica de que Jesús los instituyó?
En diciembre de 1545, el Concilio de Trento inició su labor de clarificar la doctrina y purificar la vida interior de la Iglesia como respuesta a los desafíos presentados por la Reforma Protestante. Cuando finalmente se cerró en 1563, el Concilio de Trento declaró, entre muchas otras cosas, que había siete sacramentos (bautismo, confesión/penitencia, confirmación, Eucaristía, matrimonio, orden sagrado y unción de los enfermos), todos ellos instituido por Jesucristo. Sin embargo, una revisión del Nuevo Testamento no arrojaría tal lista de sacramentos. ¿Significa esto que los siete sacramentos no tienen base bíblica? ¿Cuál es exactamente la evidencia bíblica de que Jesús los instituyó?
Los sacramentos de iniciación
Nuestra exploración comienza con los sacramentos de iniciación: el bautismo, la confirmación y la eucaristía. Estos sacramentos “ponen los fundamentos de toda vida cristiana”, según el Catecismo (1212). Renacemos con el bautismo, nos fortalecemos con la confirmación y nos alimentamos con la Eucaristía. Cada uno de ellos se apoya en la Sagrada Escritura.
El Bautismo
Los tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) relatan explícitamente la historia del bautismo de Jesús por Juan el Bautista. El Evangelio de Juan (1, 32) es más implícito en su enfoque, ya que Juan el Bautista da testimonio de haber visto al Espíritu descender sobre Jesús como una paloma y permanecer sobre él. El Catecismo del Concilio de Trento señala que este evento indica que Cristo instituyó el Sacramento del Bautismo.
Sin embargo, hay evidencia adicional. El Evangelio de Juan dice que Jesús también bautizó a otros (3, 22) después de pronunciar su famoso discurso a Nicodemo sobre la necesidad de nacer de nuevo de lo alto. Entonces, vemos a Jesús instituyendo la necesidad del bautismo a través de sus acciones. Jesús también proporcionó evidencia a través de sus palabras. En Mateo 28, 18-20, Jesús, después de su resurrección, ordena a los Apóstoles que bauticen a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Comunica la importancia del bautismo cuando les dice a sus Apóstoles en Marcos 16, 16 que aquellos que crean y sean bautizados “serán salvos”.
La Confirmación
Curiosamente, los Apóstoles no cumplieron inmediatamente el gran encargo de Jesús de predicar las Buenas Nuevas y bautizar a todas las naciones. Antes de su Ascensión, Jesús dijo a los Apóstoles que permanecieran en Jerusalén por un tiempo más. ¿Por qué? Todavía no habían recibido el Espíritu Santo que Jesús había prometido enviar (Hechos 1, 4-5, véase también Juan 14, 16). Mientras se reunían en su Cenáculo en Jerusalén, el Espíritu Santo descansó sobre ellos como “lenguas de fuego” (Hechos 2, 3). La Iglesia nació en ese Pentecostés, que se considera la institución del Sacramento de la Confirmación por Jesús. También se podría hacer referencia a Hechos 8, 14-16 para obtener evidencia bíblica de que la Iglesia primitiva celebraba el Sacramento de la Confirmación.
La Eucaristía
La evidencia bíblica de la institución del Sacramento de la Eucaristía por parte de Cristo es, quizás, la más clara de detectar. El Catecismo (1323) afirma que Jesús “instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre” en la Última Cena. En los tres Evangelios sinópticos, Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena (Mt 26, 26-28; Mc 14, 22-24; Lc 22, 17-20), y en Juan, capítulo 6, durante el Discurso del Pan de Vida, Jesús dice: “Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (55-56).
¿Sabía que…
…la Reforma Protestante comenzó con la publicación de “Las noventa y cinco tesis” de Martín Lutero el 31 de octubre de 1517? Entre otras cosas, Lutero argumentó que los siete sacramentos debían reducirse en número. Postuló el bautismo, la penitencia y la Cena del Señor como los únicos sacramentos apropiados. Por eso el Concilio de Trento consideró necesario aclarar y reiterar que son siete. Con el tiempo, también se redujo la penitencia, por lo que, hoy en día, las denominaciones protestantes como la reformada, la luterana y la anglicana reconocen sólo el bautismo y la Cena del Señor como sacramentos.
Papa Francisco sobre los sacramentos de iniciación:
El Bautismo
“El bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a Él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según la propia condición, en la transformación del mundo” (Abr. 2018 Aud Gen).
La Confirmación
“Cuando acogemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y lo dejamos obrar, Cristo mismo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida” (Ene. 2014 Aud Gen).
La Eucaristía
“Nutrirnos de ese ‘Pan de vida’ significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos” (Ago. 2015 Ángelus).
Doug Culp es el canciller de la Diócesis Católica de Lexington.